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| Con Daniela del grupo Flor de Lis, representante de Portugal |
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| Con la familia de Soraya, antes de la gala |
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| Feliz delante del Olympiski |
Todavía hoy se me pone la piel de gallina cuando recuerdo mi primera aventura festivalera. A mediados de marzo de 2009 se me metió en la cabeza que ese era mi año, que no podía faltar a la cita eurovisiva de Moscú. Así que tras pensarlo por la noche en la cama, al día siguiente empecé a buscar información para acudir por primera vez al Eurofestival. No fue nada fácil el tema de la entrada y es que a esas alturas era algo complicado conseguirlas. Consejo para quien quiera ir en próximas ediciones: consulten la información relativa a las entradas con la máxima antelación posible, unos 6-7 meses antes y no dejen de hacerlo con frecuencia, en cualquier momento salen y se venden enseguida. Aún así, al final lo conseguí, no sin cierto "sufrimiento" y es que después de tenerla pagada, la empresa me comunicó que no me podían garantizar que tuviera sitio en el pabellón...El 15 de mayo de 2009 emprendí un larguísimo viaje hacia tierras moscovitas para vivir esa gran experiencia. Tengo que señalar en este punto que no conocía a nadie y que me plantaba en la capital rusa completamente solo. El viaje transcurrió sin problemas y en el vuelo conocí a dos eurofans que casualmente se hospedaban en mi mismo hotel, donde se alojaban algunas delegaciones participantes. Al día siguiente tuvo lugar la gran final, un auténtico espectáculo en que los rusos echaron el resto y maravillaron a la audiencia europea. Ganó Alexander Rybak por Noruega batiendo el récord de puntuación (387 puntitos, nada menos) y España quedó penúltima. La experiencia para mi fue maravillosa, tanto que he repetido en las tres siguientes ediciones. Como curiosidad puedo mencionar que a las puertas del pabellón conocí a la familia de Soraya (nuestra representante aquél año) y que, tras la gala, volví a mi hotel en el autobús de Islandia, representada por Yohanna que finalizó en segundo lugar.
